viernes, 16 de octubre de 2009

MITOS Y TABÚES DE LA PUBLICIDAD SUBLIMINAL



En el proyecto de Ley de Publicidad que reposa en la Asamblea Nacional encontramos bajo el Título de La Publicidad Ilegal, a la denominada "publicidad subliminal" definida como "aquella que mediante técnicas de producción de estímulos de intensidades fronterizas con los umbrales de los sentidos o análogas, pueda actuar sobre el receptor, individual o colectivo, sin ser conscientemente percibida".


- Muchos son los autores que han sostenido y demostrado que la "publicidad subliminal" es un mito, entre los cuales podemos citar a William F. Arens, quien en su libro Publicidad (McGraw Hill, 2000) señala que hasta ahora ninguna investigación ha demostrado que exista la inclusión, por ejemplo, de obscenidades en los cubos de hielo de un anuncio de licor, que de alguna manera haga que lo compremos.


No obstante, el mito de la "publicidad subliminal" ha logrado vender miles de libros; peor aun: se propagó una generación de consumidores que aún creen en él.
Este mito se basa en que los publicistas penetran nuestro cerebro y nos manipulan psicológicamente para que, contra nuestra voluntad, compremos cosas que no queremos o no necesitamos, por lo que los consumidores se hallan totalmente a merced de las fuerzas del publicista todopoderoso.


- Para que la publicidad logre su cometido (Que el receptor reaccione al mensaje) es requisito indispensable que el receptor, primero lo "reciba" y para esto, debe tener "capacidad sensorial".


La intensidad mínima de un estímulo, que un individuo es capaz de captar, se conoce con el nombre de "umbral", o "limen" y, por definición, se dice que, sólo hasta que un estimulo alcance el umbral, puede ser captado por alguien.


Puesto que lo "subliminal" no es captado conscientemente por el receptor del mensaje, mal podría reaccionar ante él.

                                    LUIS ARIEL ACEVEDO

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